lunes, 9 de diciembre de 2013

Cómo modificar el autoconcepto físico cambiando nuestro entorno

Uno de los males psicológicos que más aqueja a los hombres y mujeres de nuestro tiempo es la insatisfacción con el propio cuerpo, la cual juega un papel importante en la aparición de diferentes trastornos entre los que se encuentran los alimentarios (Jáuregui-Lobera, 2012), como la anorexia o la bulimia. Aunque hay diversos elementos causantes, la presión sociocultural ejercida sobre el modelo estético de delgadez quizá sea el más sobresaliente. A dicha presión se atribuye, en buena parte, la responsabilidad de los crecientes índices de incidencia y prevalencia que experimentan en nuestra sociedad patologías asociadas con las distorsiones y alteraciones de la imagen corporal (Esnaola, Rodríguez y Goñi, 2010). Por esta razón, hasta la fecha se ha venido investigando la naturaleza de estos influjos socioculturales y la fuerza que ejercen sobre las distorsiones de la imagen corporal, una de las dimensiones de autoconcepto físico.

En la presión sociocultural sobre la imagen corporal suelen diferenciarse tres grandes tipos de factores (Cash y Pruzinsky, 2004): el contexto familiar, el círculo de amistades y los medios de comunicación. La familia enseña a sus nuevos miembros, desde muy pequeños, modelos estéticos a través del modelado ejerciendo una función decisiva en la explicación de la autoaceptación global del adolescente (Pons y Pinazo, 2000).

Por otro lado, los pares, las amistades o, en general, las personas del entorno social más cercano proporcionan feedback así como comparación social y modelos a los que imitar (Neumark-Sztainer, Bauer, Friend, Hannan, Story, & Berge, 2010) que condiciona las autopercepciones físicas (Tantleff-Dunn y Gokke, 2004). Ha de destacarse, por último, la intensa presión social proveniente de los medios de comunicación, más precoz en las mujeres que en los hombres, que incide sobre la autoestima (Ricciardelli y McCabe, 2003): la publicidad icónica ejerce mucho poder sobre los modelos estéticos dominantes de forma que, la presentación de imágenes de mujeres delgadas es el factor más influyente en la insatisfacción corporal y en los trastornos de conducta alimentaria.

Nuevos avances en la investigación

Pero los medios de comunicación, además de información icónica, también proporcionan información y consejos sobre cómo alcanzar el ideal corporal a través de artículos sobre dietas, hábitos de vida o el ejercicio físico. Tiggemann (2003) comprobó que la lectura de este tipo de información influye sobre la insatisfacción corporal de forma diferente a como lo hace la televisión, por lo que propone considerar la información escrita como un factor de presión sociocultural sobre la imagen corporal distinto de la información icónica.

Partiendo de estas premisas, este estudio va un poco más allá y amplia el análisis de forma que no sólo se realiza sobre la imagen corporal, sino sobre el autoconcepto físico en su globalidad. Y para ello se comprueba que tanto la familia como las amistades, la información escrita y los formatos icónicos de publicidad, son factores socioculturales que además de afectar a la imagen corporal, inciden también en la construcción propia de las autopercepciones físicas.

Conclusiones

Los datos de este estudio indican que las personas se sienten vulnerables ante los cuatro tipos de influjos sociales y culturales que inciden no sólo sobre la imagen corporal, sino sobre el autoconcepto físico en su globalidad. Estos influjos socioculturales son el entorno social (dentro del cual se consideran distintos los influjos familiares y los de las amistades) y los medios de comunicación (con diferente impacto de la información icónica y de la información escrita).

Esto equivale a decir que a unas personas puede afectarles más o menos uno u otro de estos cuatro influjos y que, a partir de ahora, se dispone del Cuestionario de Influencia sobre el Autoconcepto Físico (CIAF) para una primera identificación de la mayor o menor influenciabilidad de cada persona por cada factor, cuestionario válido tanto para hombres como para mujeres desde los 12 hasta los 23 años.

En la aplicación de este cuestionario se encuentra que las personas establecen diferenciación entre los cuatro tipos de influjos, si bien no dan a cada uno de ellos la misma importancia en distintos momentos de la adolescencia. Y esta constatación lleva a sopesar lo que este estudio ha resuelto y lo que queda por clarificar.

La conclusión fundamental respecto a la influencia ejercida tanto por la familia como por las amistades es que cuanto más se dejan influir las personas por estos factores socioculturales, el riesgo de padecer insatisfacción corporal y trastornos psicosomáticos va a ser mayor. En cambio, respecto a la influencia ejercida tanto por la información escrita como por las imágenes publicitarias, cabe suponer que una alta sensibilidad a la publicidad sobre modelos estéticos dominantes no ayude precisamente a una buena percepción y aceptación del yo-físico, pero pudiera suceder que la búsqueda intencionada de información escrita no se asocie negativamente con el autoconcepto físico y tiene sentido proponer que dependerá de su calidad, el que el contexto familiar y el contexto de amigos/conocidos tenga incidencia positiva o negativa sobre las autopercepciones físicas. Para clarificar cuestiones de esta índole, el CIAF que se presenta en este estudio resulta una herramienta necesaria y adecuada.

FUENTE: Infocop

El artículo completo puede encontrarse en la Revista Psicothema:

Rodríguez, A.; González, O; Goñi, A. (2013). Sources of perceived sociocultural pressure on physical self-concept.Psicothema 2013, vol. 25 (2), 192-198.


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